Lunes 3-08-09 Goulimine – Agdz Día 57
La asistencia ha funcionado, por lo que cambio uno de los neumáticos para asegurar que podré llegar hasta Ouarzazate. Tiznit, ciudad de paso poco conocida, merece ser visitada en su parte antigua.. El paisaje ha cambiado, los árboles de argán cubren las rocosas montañas al sur del Atlas.
El viaje ha llegado a su fin. Han sido 11.520 kilómetros verdaderamente espectaculares. Cada minuto ha supuesto un momento irrepetible. Cada lugar y cada situación han tenido su parte positiva. Incluso los cientos de picaduras de mosquitos y de tantos otros cientos de insectos raros quedan como anécdotas. En nuestras memorias aparecen miles de sonrisas que surgían a nuestro paso, de gente no viciada que nos ha ido cargando de una energía positiva que ha sido la que ha hecho posible que pudiésemos vencer los momentos bajos del viaje.
La llegada al oasis de El Hara y a Dar Kamar es un final y un inicio, el de la preparación del próximo objetivo.
Gracias a todos los que nos habéis llamado o mandado emails de ánimo. Han sido muy importantes para mantener alto nuestro espíritu y las ganas de seguir avanzando.
J.A
Domingo 2-08-09 Boujdour – Goulimine Día 56
Nuevamente las interminables rectas del Sahara marroquí. La temperatura no es tan alta como habían anunciado. Por las noches hay que dormir con manta. A pesar de ser una cultura tan diferente, en Marruecos uno se siente más próximo al modo de vida occidental al que estamos acostumbrados.. Cuando llegas de países como los que hemos recorrido te das más cuenta de ello. En cualquier caso sigue siendo un país mágico y fascinante. Callejuelas y velos se cruzan por doquier realzando el misterio de sus pueblos. En Goulimine tendré que encontrar un neumático que me llega desde Ouarzazate en autobús. Los que llevo han sufrido los casi 11.000 kilómetros que hemos recorrido hasta hoy.
J.A
Sábado 1-08-09 Bou Lanouar – Boujdour Día 55
Frontera de Mauritania. Últimos intentos de la gendarmería para llevarse algo a sus bolsillos. Sólo consiguen una botella de agua caliente. Realizar las formalidades de entrada en Marruecos ha llevado casi dos horas. Después, las grandes rectas del antiguo Sahara español. Ya se nota el cansancio y los kilómetros se hacen mucho más pesados. Ya no hay el aliciente del descubrimiento, de internarse en lo desconocido. Intentar disfrutar del paisaje, a pesar de la monotonía de la ruta es el único consuelo para avanzar. Las dunas nos muestran una vez más la belleza abstracta de sus formas y relieves.
J.A